En el artículo de hoy publicado por la revista Jacobin se nos muestra el enésima imposición de políticas económicas por parte del FMI que sólo aumentan la pobreza en vez de reducirla. Y que traen sufrimientos, desigualdades y mayor atraso a los países que las padecen. Hace pocos años estas mismas imposiciones las sufrieron entre otros países, Jamaica y Grecia. Estas imposiciones regresivas son una de las muchas causas que provocan que la gente del Tercer Mundo huya en masa de manera ilegal y en ocasiones jugándose sus propias vidas hacia el Primero. Si vivieran en países con políticas económicas y sociales justas y redistributivas, con salarios dignos y empleos estables, ¿creen que se jugarían la vida viniendo en cayuco o patera desde África occidental, o atravesarían la igualmente peligrosa selva del Darien, Centroamérica o México para entrar en Estados Unidos, o se echarían en una balsa desde el Sudeste Asiático, Indonesia o Filipinas para llegar a las costas de la desarrollada y libre Australia?. El FMI, al igual que el Banco Mundial y la Organización Mundial del Comercio representan para mí y para muchas otras personas, tres encarnaciones del Mal. Y deberían desaparecer… por el Bien de la Humanidad.